Todos los años lo mismo. Todos los veranos lo mismo. Perros sueltos que vagan por el arcén de las carreteras, desolados, impotentes sin saber que hacer. No es que sea un tema recurrente del verano, no. Es que da igual el tiempo que pase, que sigue pasando. Llegan las vacaciones y la mascota estorba. Lo más fácil: dejarla en la primera gasolinera, camino, o al lado del pueblo más remoto. Irresponsabilidad solo tiene un nombre. Tan sólo en las instalaciones municipales de la protectora de animales Modepran en Paterna hay 360 de estos simpáticos animalitos – siendo su capacidad máxima de 80 – . El mejor amigo del hombre lo llaman algunos, parece que no siempre es así. Aunque el nivel de adopciones es bastante alto, aún así hay más animales que personas que dejan a a su animal que quieran adoptar uno. “Tenemos hasta las casas de acogida saturadas”, recalca.
“No cabe literalmente ni un animal más, es una situación agónica porque tenemos que tener a los animales hacinados”, explica desesperada Amparo Requena, vicepresidenta de esta Protectora de Animales. Aunque durante todos los meses del año les llegan animales, cuenta que el periodo estival es el momento que más reciben. “Hemos llegado a registrar 17 entradas en un solo día”, señala. Y todo por la irresponsabilidad de muchas personas que no son conscientes de lo que implica tener un animal. Un cachorro es muy mono cuando es pequeño, pero crece. “Nadie te obliga a que tengas mascota pero si la tienes debes de tenerla en condiciones”, explica Requena.
El 90% de los perros que llegan a las protectoras no llevan incorporado un microchip
En opinión de Daniel Pillon presidenta de la Asociación Adopta Un Perro Abandonado (A.U.P.A.) de Valencia, “las protectoras se están convirtiendo en basureros de perros”. Y es que son el lugar donde van a parar estos animalitos para que sus ex dueños tengan la conciencia tranquila. Saben que ahí no los van a matar, a diferencia de las perreras donde a los 20 días si nadie los reclama los sacrifican. Pero lo que no saben es que no siempre tienen la suerte de llegar. La mayoría son atropellados por el camino. Los que consiguen entrar en la protectora lo hacen en un estado de “shock” no entienden como se les ha venido su mundo abajo en tan poco tiempo. “Se inmunodeprimen, les atacan diversas enfermedades que en otras condiciones no lo harían, se dejan morir”, afirma con impotencia Amparo Requena.Chicho, Princesa, Brenda, Colla, Lila o Dalton son los nombres de algunos perritos que han conseguido llegar a Modepran en las últimas semanas.