La zooarqueología es una disciplina que estudia la relación entre el ser humano y los animales a lo largo de la historia. Para ello, se estudian los restos de animales que son hallados en yacimientos arqueológicos. Entre otras temáticas, esta disciplina estudia cuestiones relacionadas con la ganadería, la alimentación o el uso ritual de animales.
El estudio, publicado en Journal of Archaeological Science, analiza datos métricos tomados de restos de animales domésticos (vaca, oveja y cerdo) recuperados en yacimientos arqueológicos de toda la península ibérica. Las más de 2.500 medidas analizadas provienen de 41 yacimientos arqueológicos datados entre época romana y hoy en día, desde el siglo I a. C. hasta el siglo XXI. Muchos de estos yacimientos se encuentran en el País Vasco, pero también en Aragón, Castilla y León, Cataluña, Madrid, Murcia, Navarra, Valencia y el sur de Portugal.
El trabajo muestra sucesivos cambios en la talla de los animales domésticos a lo largo del tiempo, relacionados con cambios en el paisaje y en los sistemas productivos. El aumento de la talla de los animales está normalmente relacionado con mejoras de tipo medioambiental (por ejemplo, con nuevas formas de alimentación) o genético (por ejemplo, importando animales de mayor tamaño)”, señala Idoia Grau Sologestoa, autora principal e investigadora de la Universidad del País Vasco.
Según Grau, un mayor tamaño de los animales domésticos implica una serie de ventajas económicas, como un aumento de la producción cárnica o de la fuerza de tracción. “Además, los animales domésticos mejorados tienden a crecer más rápido, lo que ayuda a aumentar la productividad, añade la experta.
Cambios durante el Imperio Romano
En época romana hubo un interés especial en mejorar el ganado vacuno, posiblemente en relación a los procesos de deforestación y de intensificación de la agricultura que trajo consigo el Imperio Romano. En los primeros siglos después del final del Imperio, el tamaño de los animales domésticos no experimentó cambios fundamentales.
Es posible que el conocimiento zootécnico de la época romana no se perdiese de forma abrupta y que el ganado romano mejorado se mantuviese varias generaciones, apunta la investigadora.
No obstante, entre los siglos VIII y IX, el tamaño de los animales domésticos alcanzó el mínimo de todo el periodo analizado en este estudio. Posiblemente esta reducción de la talla esté relacionada con la generalización de regímenes de alimentación del ganado en semi-libertad durante la alta Edad Media, una tendencia que se ha observado en otras zonas de Europa y que ha sido confirmada por análisis de isótopos estables, trabajo realizado por el equipo de investigación del que forma parte Idoia Grau y que se publicó hace unos meses en Quaternary International.
A partir de la plena Edad Media, pero de forma más clara desde la baja Edad Media, el tamaño de los animales domésticos aumenta progresivamente, especialmente el de las ovejas. Probablemente, este incremento esté relacionado con la importancia de la ganadería ovina en este periodo, tanto para la producción cárnica, como para el aprovechamiento de la lana y la leche de estos animales, expone Grau.
Pero es en la época moderna cuando el tamaño de los animales alcanza su máximo. Es quizás el periodo más desconocido desde el punto de vista arqueológico, ya que apenas se han analizado conjuntos de restos de fauna fechados a partir del siglo XVI.